top of page

¿DE QUIÉN ES LA VIDA QUE ESTOY VIVIENDO?

Una reflexión que explora las contradicciones y expectativas que moldean la vida cotidiana, desde las interacciones en redes sociales hasta las relaciones personales. Entre ironías y cuestionamientos, surge una mirada crítica hacia las reglas implícitas que dictan cómo sentir, actuar y decidir.


Escribe: Guido Messina

Arte: Giuliana Ledesma

 

Que normalices, que canceles, que no postées tanto, que postées algo urgente. Que no romantices, que mejor no te quejes y también que salgas a quejarte, tibio. Si dijiste poco está mal, y si dijiste mucho, es mucho texto. Si te enojaste por esto sos un pelotudo y si no te enojaste no tenés sangre. 

Que opines del tema del momento. Del quilombito twittero pasajero. Que te enojes por dramas de gente que no conocés. Que adoptes una postura. A rajatabla. Que resistas un archivo pero que también te permitas cambiar de opinión con el paso del tiempo. Que tengas una opinión formada de todo, aunque no te corresponda, no te interese y sepas que en el fondo no tenés idea lo que estás diciendo. Es que si no sabés qué decir sos un ignorante, y si hablás sin saber sos un burro, y si hablás con conocimiento de causa alguien te lo va a desmentir igual. En el fondo la cuestión es que no nos interesa escuchar al otro: nos interesa que nos perciban interesantes.

Que lo hagas distinto al de al lado, pero no tan distinto, porque ¿Quién te creés que sos? Si hacés lo mismo de siempre, aburrís. Si te la pasás cambiando, agotás. 

Después gritan poligamia y no se bancan ser segunda opción de nadie. Quieren monogamia y no se animan a ponerlo clarito sobre la mesa. Se adaptan a una relación abierta por miedo a perder a alguien que no los está eligiendo de ninguna manera. No te están eligiendo: no estás probando una relación abierta. No sos novedoso en tus formas de relacionarte: te estás armando un discurso para justificar que no te están eligiendo

Que hagas, que deshagas, que no te mudes a los tres meses de conocerse y que no te enamores si cortaste hace cuatro semanas. Que no le digas “te amo” tan rápido, pero tampoco la hagas tan larga. Que no respondas el mensajito al toque porque aparentás intensidad: entonces, tardá unas horas e impostá desinterés. Si te quiere, correle el corazón: si lo querés, levantá los escudos.

Al final:

¿De quién es la vida que estoy viviendo?


Comentários


bottom of page