Antonella Lorenzo comparte detalles sobre su trayectoria artística, desde sus primeros pasos en la actuación hasta la creación de obras icónicas. Reflexiona sobre el sentido del teatro y sobre su rol como espectadora y nos cuenta sus deseos de interpretar personajes históricos e interés en explorar nuevos lugares en el mundo del teatro.
Escribe: Brandy Moyano
La trilogía de las Nélidas (o Nellys como a mí me gusta decir) la morocha, la rubia y la colorada. Mujeres que han llevado el teatro un pasito más allá, lo expandieron, lo dieron vuelta y lo llevaron a lugares impensados.
Por un lado, tenemos a Nélida Roca, la morocha. Una de las primeras grandes Vedettes que tuvo nuestro país en los años 50. Ella extendió la vocación de las Vedettes a convertirse en primeras figuras en los escenarios del teatro de revista.
Luego, continuó este camino Nélida Lobato, la rubia, quien en los 60 llevó el teatro de revista argentino a lo más alto de la cartelera mundial.
Y, en el territorio del sur mendocino, tenemos nuestra propia Nélida, o mejor dicho, nuestra Nelly, la colorada, quien ha llevado al teatro -ya sea como actriz, como directora, productora, profesora, dramaturga, vestuarista, maquilladora o en sus múltiples formas- a lugares periféricos, recónditos, escondidos, especiales y únicos. Le dió masividad, compromiso, respeto y mucho amor.
Las uno en esta trilogía porque las tres empezaron en el teatro musical, las tres son grandes actrices, y las tres, en sus respectivos territorios, cambiaron la percepción de lo que significa “ser mujer en el teatro”. Y, obviamente, porque amo hacer estos paralelismos.
Ella es Antonella Lorenzo: actriz, directora, profesora de teatro, mocatriz podríamos decir. Su carrera es extensa dentro del mundo teatral.
Como para romper el hielo ¿Thalia o Paulina Rubio?
Criada a base de Thalia, por supuesto.
¿Ñoquis o asado?
Creo que los ñoquis. Pero los ñoquis de mi abuela, no cualquier ñoqui. Si no son los de ella, prefiero el asado.
¿Lugar en el mundo?
La casa de mis viejos.
¿Última serie que viste?
Terminé de ver Envidiosa, re pochoclera. Pero, al mismo tiempo, estoy viendo Máxima; la actriz que la interpreta es increíble.
Para empezar, quiero que me cuentes ¿cómo llegó el sobrenombre “Nelly”?
Primero, aclarar que Nelly me dicen muy poquitas personas. Pero el origen fue por mi amiga Tana, que tiene ese afán de siempre buscar un sobrenombre”. Pero "Nelly" nace por la Tana. Como mi nombre es “Antonella”, el “nella” derivó en “Nelly”. No sé si hay otros motivos, habría que preguntarle a la Tana.
Pero me encanta que surge la idea de la señora con el nombre Nelly, que es una forma de tratarnos como "señoras". Y da la casualidad que mi abuela se llamaba Nelly, a ella le decían “Coty”, nada que ver, pero se llamaba Nelly. Como que se recupera un nombre familiar ¿no? Hermoso.
Pero, vuelvo a recalcar, Nelly me dicen muy pocas personas. El staff de la Biblioteca Popular Mariano Moreno, donde doy talleres de teatro y soy parte de la comisión directiva, me llaman y me bendicen como Nelly.
¿Cómo empezó tu camino artístico?
A ver… siento que desde un principio se estaba gestando en mi infancia lo artístico, pero nunca le di mucha importancia. Hice cosas más relacionadas al deporte.
Pero desde muy chica actuaba en los actos de la escuela y me encantaba leer las glosas. Imaginate que en la primaria actué en la obra la Bella Durmiente en el papel de una flor. Hay una foto del acto. donde estoy vestida toda de flor sosteniendo a la princesa que se había desmayado, salgo con una cara de preocupada porque se me estaba saliendo la flor de la cabeza ¡Tenía ocho años! Después hay otra foto, de otro acto, en la que estoy actuando con mi hermana Romi, de basura, disfrazadas de tachos de basura. (risas incontrolables)
En el secundario, cuando tuve teatro por primera vez, me sentí como pez en el agua. Luego, cuando terminé el secundario, y empecé a estudiar "Diseño de interiores", conocí a Alice Penn y comencé a tomar sus clases de comedia musical. A partir de ahí, el teatro, se transformó en mi vitalidad. Todo alrededor dejó de tener importancia. Imaginate, dejé la facultad en ese momento y me puse miles de excusas: “dejo porque la cuota es re cara”, “porque no me gustan las cosas burocráticas de la facultad”, cosas así, que hoy me doy cuenta que eran solo excusas. Porque sabía, dentro de mí, que dejaba la facultad para tirarme de lleno al teatro.
Con Alice, empezamos a trabajar profesionalmente y eso tuvo un impacto muy fuerte en mí. Haberla tenido a ella como mi primera maestra fue fundamental; había algo de su profesionalismo que me impactó. Empecé a ver al teatro como un trabajo. Lo vi y lo viví. El primer año hicimos muestras, como se suele hacer. Al siguiente año presentamos la obra Marco Polo, y ya estábamos trabajando. Hacíamos funciones en un montón de escuelas de la zona y empezábamos a tener un poco de ingreso.
¿Y cuándo fue que te enamoraste del teatro?
Creo que al principio no tenía conciencia plena de lo que estaba haciendo, pero me terminé de convencer cuando me di cuenta que podía crear una obra de teatro. Ahí fue cuando nació Las Hermanas Gómez. El día de nuestra primera función, dije: “me enamoré”.
Foto 1 de Ramiro Rivas
Contame cómo surgió Las Hermanas Gómez, porque dentro de San Rafael fue icónico.
Al principio éramos Micaela Martínez Balacco, Melania Bocchia y yo. Recuerdo que, desde la primera idea, desde la primera juntada que tuvimos las tres, pasaron aproximadamente tres años hasta que la estrenamos. Lo escribimos nosotras y lo dirigimos nosotras. Vestuario, maquillaje, escenografía, producción, todo nosotras, desde cero.
A la Meli la conozco porque fuimos a la misma escuela, pero fue en las clases de Alice que nos empezamos a hacer amigas. Y, a la Mica, la conozco desde chiquita, somos amigas de toda la vida, amigas del barrio.
Todo surgió porque empezábamos a salir juntas a bares o cosas así, y todo el tiempo nos preguntaban si éramos hermanas. Todo el tiempo. Ahí aparece esto de jugar a las hermanas. Lo de “Gómez”, por otro lado, lo inventamos, porque decíamos que nuestro papá era gomero. La perfo desde entrada.
Empezamos haciendo la obra Las Hermanas Gomez la tragicomedia Distrital. Hicimos varios ciclos y comenzamos a ver como tenía más público cada función. Además, veíamos que teníamos un feedback hermoso del público. Pero, entre nosotras, había un montón de cosas. Imagínate, hacíamos todo entre las tres, era difícil. Pero eso alimentó el poder tomar decisiones. Porque toda la responsabilidad estaba en nosotras, no era como el "teatro convencional”. Era una creación colectiva. Y, como te decía, era difícil ponernos de acuerdo. Ahora, viéndolo a la distancia ¡fue increíble! No sabíamos mucho lo que estábamos haciendo, pero hacíamos.
Todo esto fue en el 2013, aproximadamente. Luego, en el 2018, volvimos a hacer a Las Hermanas Gómez y se sumó mi hermana, Sol Lorenzo. Fue loco también, porque no teníamos a la Melania. Era difícil encontrar a alguien que hiciera su personaje, porque es una actriz muy particular. Es un personaje que ella creó. Pero la Sol se puso a la altura de las circunstancias, y le salió increíble.
Foto 2 de Ramiro Rivas
Viendo todos los roles que cumplís dentro del teatro, ¿hay alguno que te guste más?
Si, obvio. La actuación me fascina. Pero, en ese top 1, la actuación va mano a mano con la dirección. No hace mucho me lancé como directora. Me vi capaz de hacer dirección hace tres o cuatro años, más o menos. Me lo tomé en serio. Me di cuenta que mi visión podía aportar algo rico e interesante a las propuestas.
Después, por ejemplo, la dramaturgia me gusta, pero no me siento para nada cómoda. Tengo muchas ideas, pero a la hora de plasmarlas comienzo a juzgarlas mucho.
Todo lo que es escenografía, vestuario y maquillaje me divierte muchísimo. Fui a una escuela artística, así que de ahí saqué muchas herramientas. Además, como he hecho cursos de maquillaje, tengo de donde agarrarme.
Foto de Emi Gerez
Y dentro de todos los roles que hacés, también hacés de profe. Me imagino que es una transición, primero lo vivís vos y después te toca enseñarlo. ¿Cómo es ese proceso?
Fue uno de los roles más difíciles para mí, por varios motivos.
Todo comenzó cuando empezamos a dar clases con el Lechu Romero (aka Lechu Zowie). Teníamos un grupo en la biblio. Empezamos los dos juntos y yo con él me animaba. Tenía más experiencia y es un nerd total del teatro, sabe muchísimo. Fue un éxito total, fueron casi tres años donde se generaron grupos muy sólidos; solemos encontrarnos con personas que se conocieron en esos grupos y al día de hoy son muy amigas. Nos iba muy bien
Después, a mí me surge la oportunidad de irme a vivir a Buenos Aires. Allí, empiezo a dar clases de teatro en una escuela de teatro musical. Me curtí bastante.
Cuando volví a San Rafael, quise seguir con las clases. Le puse tanto empeño en armar mis clases, en aprender mucho, que surgió algo interesante que hoy me da frutos. Lo disfruto un montón, requiere muchísima energía, pero me encanta.
¿Y qué es lo que más te gusta de dar clases?
Lo que más disfruto es ver a las personas en situaciones de soltura, o locura total. Como profe, poder crear esos momentos de liberación total es increíble. Y, obviamente, los momentos de improvisación y de juego. Son icónicos.
¿Qué pensás de la enseñanza de teatro desde una edad temprana?
¡Totalmente de acuerdo! Me parece fundamental. Creo que en el teatro aparece el registro del otro, el poder conocer a otra persona. Aparece la empatía, porque nos ponemos en distintos roles, nos pone en un lugar diferente.
El niño, ya tiene la necesidad innata del juego -y eso es el teatro-, lo re tiene, pero agrega poder registrar a las otras personas y empezar a tener noción de todo lo que lo rodea. A su vez, el registro de uno mismo: de tus propias emociones y sentires. Por eso me parece fundamental.
¿Como ves al teatro en estos momentos sociales que estamos viviendo?
El teatro ha sido un arte un poco bastardeado. No sé cómo decirlo. Siempre que hacemos algo de teatro, ya sea algo "mega", va a seguir siendo "under". Me refiero a que, si no sos actriz de Hollywood o de medios hegemónicos, siempre estás haciendo "teatro under".
A la vez, siento que es uno de esos espacios que, aún si explota todo, seguirá existiendo. El teatro esta desde que el mundo es mundo. Entonces sobrevivirá siempre. Parece que no hay teatro, pero siempre hay algo. Hay que pensar que el teatro no siempre es "presentar una obra", es una concepción muy simplista. Para llegar a eso tenes miles de momentos y estaciones.
Por otro lado, el 90% de los teatreros no vivimos del teatro, siempre tenemos otros trabajos. Es algo muy propio del teatro independiente. Tiene un tiempo distinto y una forma distinta.
Pero, el teatro, siempre en momentos de crisis aparece como salvador, como refugio. Busca sublimar todo lo que sucede.
Hay una concepción del arte que dice que debería ser solo para entretener, para sacar a las personas de sus realidades y para poder dejar de lado los problemas del cotidiano. Pero, también hay otra concepción, que habla de un arte crítico hacía nuestras sociedades, ¿qué pensás sobre esto?
Lo que me ha salido más natural es el arte como un espacio de diversión. La mayoría de las obras de las que he participado en sus procesos de creación, han sido de comedia. Obras que hacen reír a la gente. Sin embargo, a través de eso se puede contar una realidad. No siempre con la idea de dejar “un mensaje”. Pero sí de reflejar algo.
El teatro tiene un montón de aristas. No es simplemente un entretenimiento vacío o tratar de bajar línea política. Es un híbrido de las dos. Por ejemplo, mis dos últimos proyectos en los que trabajé fueron: La teta y Dos mujeres sin hombres, son comedias, pero te dejan un impacto, reflejan algo. No quiero ser totalitaria, hay excepciones. Pero hay algo del contar que la gente siempre se lleva algo para analizar. Cada persona procesa distinto y llega a lugares distintos.
Obra "La Teta", con Julia Pérez Ortega
Siempre te quise preguntar tu lugar de espectadora viendo teatro, ¿Cómo es?
Me encanta ver teatro. Siento que soy una buena espectadora. No me pongo en ningún papel en particular. Una ya sabe los hilos, lo que hay detrás. Pero en general me pongo a modo de espectadora que va a disfrutar.
¿Algún papel que te gustaría interpretar?
Siempre pienso que me gustaría hacer una biopic o algo así. Nunca termino de decidir quién. Pero hay personajes antiguos, como Nélida Lobato o la Merello, que tienen tanto para exprimir y al mismo tiempo son icónicos.
¿Y si habláramos de obras que te gustaría dirigir o de algún género que te gustaría explorar como directora?
Ahora con mis grupos de teatro, estamos explorando mucho el terror slasher, tipo terror clase Z. Por ejemplo, "me están matando, pero antes tengo que atender una llamada telefónica". Lo bizarro.
Para fin de año se vienen unas muestras increíbles que, dentro de poco, se van a ir enterando.
Hemos hecho un recorrido por tu historia y por los distintos roles que cumplís dentro del teatro en Mendoza. Para cerrar me gustaría que intencionaras tres cosas que deseás que cambien:
Que como sociedad sanrafaelina tengamos más ganas de acompañar a los artistas locales. Más compromiso cultural.
Ser más empaticxs y amables entre nosotrxs a nivel mundo, a nivel general.
E intencionaría una sociedad menos pacata.
Gracias Nelly por dejarme entrevistarte. Contanos sobre tus talleres de teatro.
Actualmente tengo varios talleres de teatro, uno de niñxs y otros de adultxs. Los dicto en la Biblioteca Popular Mariano Moreno. Y tengo un taller para adolescentes en Casa Alba. Si quieren saber más sobre eso me pueden seguir en Instagram como: @lantolorenzo y ahí se van enterar de clases, muestras y otros proyectos que se están gestando.
Hermosa entrevista 💟